Reseña de 'Introducción al Nuevo Testamento' por Everett F. Harrison, cuarta parte; El canon.
EL CANON
Con la palabra canon se designa el conjunto de escritos que constituyen a nivel documental la norma de la fe cristiana.
HISTORIA DEL CANON
EL NUEVO TESTAMENTO
En el Nuevo Testamento encontramos advertencias tocante a la necesidad de leer los escritos apostólicos (1 Ts. 5:27; Col. 4:16; 1 Ti. 4:13; Ap. 1:3; 2:7, 11, 17, 29; 3:6, 13, 22). El Nuevo Testamento da además testimonio de algo así como una colección de libros englobados bajo el concepto de Escrituras (2 Pedro 3:15, 16, 1 Timoteo 5:18).
LA ERA POSAPOSTÓLICA
Analizando el período de los Padres Apostólicos y de los Apologistas hasta finales del siglo II, encontramos abundantes referencias a los evangelios y a los escritos del Nuevo Testamento en general. Estas citas asocian los mencionados pasajes al concepto de Escritura y los relacionan en ocasiones con el Antiguo Testamento.
ESCRITORES PATRÍSTICOS POSTERIORES
Hacia fines del siglo dos el testimonio de importantes figuras de la iglesia cristiana como Ireneo, Clemente de Alejandría y Tertuliano refleja la existencia de un cuerpo de escritos canónico en general aceptado por las diversas congregaciones.
LIBROS EN DISPUTA
Con respecto a ese canon no hubo total acuerdo en aquel tiempo sobre Hebreos, Santiago, 2 Pedro, 2 y 3 Juan, Judas y Apocalipsis. Las dudas sobre estos libros se relacionaban mayormente con su paternidad literaria y su asociación con los apóstoles.
EL TESTIMONIO DE LAS VERSIONES
En cuanto a las traducciones a otras lenguas, el canon completo ya se encuentra en las versiones siríaca del siglo VI, egipcias de fines del II y principios del III, y anteriores al siglo V en el caso del Latín. Estas versiones atestiguan el uso de estos cuerpos de libros con anterioridad a su época.
EL SIGLO CUARTO
Durante este periodo la iglesia se acerca a una opinión unánime respecto al canon. En el año 397 se celebra el Tercer Concilio de Cártago que declara el reconocimiento de los 27 libros del Nuevo Testamento como canónicos. Es importante destacar sin embargo, que los diversos concilios no imparten canonicidad sino que se limitan a confirmar el estatus que por su uso que ya se le estaba dando a los respectivos escritos.
PRINCIPIOS RECTORES DE LA CANONICIDAD
EL TESTIMONIO DE LOS ANTIGUOS
A la hora de reconocer la autoridad divina de los diversos escritos los antiguos padres de la iglesia observaron: el origen apostólico de los libros (por autoría o por dirección), la recepción y el uso continuado por parte de las iglesias originales y las generaciones posteriores, y la uniformidad doctrinal con el antiguo Testamento y la enseñanza de los apóstoles.
LA POSICIÓN CATÓLICO ROMANA
La iglesia católica honra a la par de las Escrituras las tradiciones no escritas que, recibidas por los apóstoles, hallan llegado hasta nuestros días.
LOS REFORMADORES
Lutero eligió ciertos libros como básico mientras que relego Hebreos, Santiago, Judas y Apocalipsis en orden de importancia. Calvino por su parte parece tener ciertas reservas en cuanto a 2 y 3 Juan y Apocalipsis.
ESTUDIOS MODERNOS
Es importante destacar la influencia del Espíritu en la acogida de los libros canónicos al seno de la iglesia. La elaboración de un cuerpo canónico como actitud principalmente reaccionaria frente a posturas heréticas debe ser descartada en favor de aquellas que reconocen la existencia de un conjunto de libros aceptados aun cuando esto no se hubiera manifestado de forma explicita. El reconocimiento formal de un canon oficial no implica por otra parte la impartición de la canonicidad sino que es simplemente el reconocimiento de una cualidad que los libros poseían.
CONCLUSIÓN
Tras la escritura del texto del Nuevo Testamento hay una tradición oral referida a Cristo. Tras está tradición esta la predica de los apóstoles, y tras esta está Cristo mismo. Al tomar conciencia del cumplimiento en Cristo de las profecías del Antiguo Testamento, era lógico que la iglesia reconociera el mismo estatus al testimonio apostólico que al canon hebreo.
APÓCRIFOS DEL NUEVO TESTAMENTO
Por su etimología la palabra “apócrifo” indica cosas escondidas o secretas. Este termino se usa comúnmente para designar lo opuesto a canónico. El origen de estos libros obedece mayormente al deseo de llenar ciertos vacíos en el relato de la vida de Jesús y los apóstoles por un lado, y de introducir doctrinas con el supuesto respaldo apostólico por otro. La lectura de estos libros es útil para apreciar la superioridad de los escritos canónicos y como fuente de información sobre la era apostólica y subsiguiente.
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