El año había dado ya sus primeros pasos, adentrándose en esa etapa de transición en que va dejando atrás el tiempo del verano y las vacaciones, y comienza a tomar impulso para afrontar las actividades que le esperan por delante. Era el 2008. Es curioso como cuando miramos hacia atrás, se nos aparecen como escenas de un pasado inevitable sucesos que en su momento fueron novedades. En el plano internacional un joven político oriundo de Hawái, participaba en la escena electoral norteamericana buscando, ante el escepticismo de muchos, convertirse en el primer presidente afroamericano de su país. En América Latina, Fidel Castro había anunciado su retiro, tras 49 años en control del gobierno cubano, dejando así una posición que sería luego ocupada por su hermano.
Brasil ganaría de local su cuarta copa en un mundial de futbol, el reggaetón seguiría extendiéndose por la región, se estrenarían películas como Iron Man, la primera del Universo Cinematográfico Marvel, El Príncipe Caspián, segunda de la saga de Las Crónicas de Narnia (acontecimiento de particular interés para quienes gustamos de leer a C.S.Lewis), Crepúsculo, basada en otra saga literaria, esta vez contemporánea, que personalmente me resultó demasiado irritante como para terminar de leer, y El curioso caso de Benjamin Button, en que Brad Pitt representaba a un hombre que nació viejo y se rejuvenecía a medida que vivía, lo que llevó por aquel entonces a algunas personas a llamarme "Benjamin", no tanto, entiendo, por mi buen parecer, sino por el hecho de que siempre me han dado menos edad de la que en realidad tengo (lo que de todas formas no deja de ser halagador).
Por aquel tiempo, y durante algunos años, estuvieron de moda los blogs. No recuerdo bien que fue específicamente lo que me llevó a abrir el mío, pero lo cierto es que lo hice. Las redes sociales eran un fenómeno relativamente novedoso y no tan extendido como ahora. Facebook, había nacido en el 2004 y yo abriría mi cuenta unos cuantos meses después de haber creado el blog. WhatsApp aparecería recién al año siguiente e Instagram el posterior a ese. Twitter fue creado en el 2006, pero por aquel tiempo, según creo recordar, al menos en mi país era mayormente desconocido. Supongo que tener un blog era una de las formas más innovadoras de transmitir un mensaje por aquellas épocas.
El porque del nombre quedó explicado en un post que lo llevaba por título: Salí de la pecera y otro post llamado De que trata este blog? especificaba un poco más cual sería la temática. El tráfico de visitante fue siempre más vale modesto, pero me invitaron a participar, incluso, en un blog colectivo muy popular en ese entonces llamado Teología Sin Nombre (TSN), que reunía blogueros cristianos con una variedad muy amplia (demasiada dirían algunos) de perspectivas teológicas.
Los blogs fueron pasando un poco de moda, desplazados por redes sociales más acordes a las dinámicas de la época, pero de alguna marea u otra, siempre seguí usando el mío. El tono de las primeras entradas o incluso el nombre del blog, que pretendía ser una especia de invitación desafiante al estilo "open your eyes" (y que luego me di cuenta que funciona sólo en "argentino", porque en cualquier otro dialecto hispano parece que hablo en primera persona) me resulta ahora un tanto jactancioso. He optado, sin embargo, por dejar lo que ya estaba, porque funciona un poco como testimonio de los proceso que me llevaron a ser lo que soy. Sobre esto, voy agregando periódicamente cosas que leo, recursos que encuentro o reflexiones que surgen de mis lecturas, a modo tal vez más de archivo personal que como forma de compartirlos.
El tema central, con todas las fallas que pueda haber tenido y que pueda seguir teniendo en mi exposición del mismo, es Dios y la experiencia con él, porque en definitiva creo que esta es la cuestión central en la vida de cualquier persona. Si el lector que por algún motivo haya llegado al blog, encuentra algo en él que pueda ayudarle en su propia jornada espiritual, será una alegría para mi haber podido colaborar en ello.
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