Si me amáis, guardad mis mandamientos. RV60.
Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. LBLA.
Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos. NVI.
Juan 14:15
Barclay pone el énfasis en una concepción práctica que tendría Juan acerca del amor, la cual estaría excenta de sentimentalismo y se manifestaría claramente en la obediencia hacia el amado. El comentarista pone además el ejemplo de como Cristo en su amor obedeció al Padre y dice que está a su vez es la forma en que nosotros debemos demostrar nuestro amor a Cristo. Contrasta por otro lado esta idea con el amor proclamado por las personas en sus relaciones humanas, que induce muchas veces dolor al ser amado. El verdadero amor va más allá de las meras palabras y se manifiesta en nuestra relación con Cristo a través de la obediencia.
El Comentario Bíblico Mundo Hispano hace referencia a la forma en que se conjuga el verbo amar, concluyendo que es una acción en presente que se extiende hacia el futuro. La misma forma verbal se usaría para la acción de “guardar” (sus mandamientos) aunque existe una variante en que el verbo está en imperativo (de aquí que existen versiones con estas dos formas de conjugación. en español, por ejemplo, la RV 60 traduce “guardad”, en imperativo, y la NVI “obedeceran” en futuro. Las Américas también utiliza este último tiempo “guardareís”).
Como sea, la conclusión estriba en el hecho de que un verdadero amor redundará en obediencia. De aquí que la obediencia del creyente no debe estar basada en un mero sentimiento de obligación.
El comentario hace referencia por otra parte a diversas opiniones de acuerdo a las cuales lo dicho en este texto obraría como condición a lo dicho en el siguiente y en el precedente, respecto a la respuesta de las oraciones y a la promesa del Espíritu Santo.
Jamieson, Fausset, y Brown delinean una bella conexión entre este versículo y el siguiente al decir que un corazón lleno de amor constituye un templo apropiado para el Espíritu Santo.
Bonnet y Schroeder también establecen cierta relación entre ambos textos al decir que mediante el amor y la obediencia el corazón se abre a la acción del Espíritu Santo. Dicen además que estos amor y obediencia son en realidad una misma cosa, y aclaran que por sus mandamientos, no debe entenderse sólo algunos en particular, sino su revelación completa.
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