No quiero entretenerme mucho más con el tema específico de los milagros, el propósito principal de estos post es más bien reflexionar sobre nuestra forma de percibir el accionar habitual y diario de Dios en la creación. Sin embargo, quisiera hacer antes de continuar unas pocas observaciones que creo importantes, relacionadas con la idea desarrollada en la ultima entrada, respecto a la función de estas manifestaciones fuera de lo común como fenómenos distintivos de la intervención divina.
1 – Encuentro el que hallan sucedido eventos distintos a los habituales en el orden natural, como los que salpican regularmente las escrituras, no sólo posible si existe un Dios creador de quien deriva el establecimiento de dicho orden, sino también, hasta cierto punto, necesario. Creo que Dios se comunica con frecuencia de formas tan humanas o naturales, (es un poco la conclusión a que aspiran llegar estos post), que se necesita a veces de un distintivo que haga patente su participación, a fin de que no se tomen como fruto exclusivo de la interacción o voluntad humana ciertos acontecimientos de importancia primordial en la historia de la revelación divina.
2 – Distinto a la tendencia imperante no pocas veces en el ámbito cristiano, si bien de acuerdo al registro bíblico Jesús realizó muchos milagros, no se desprende nunca del relato evangélico que este haya alentado la búsqueda curiosa o superflua de experiencias extraordinarias y sobrenaturales (Mat 16: 1-4, Mar 8:11-12, Luc 4:9-12, 11:29, 16:31, 23:8-9).
3 - Por el contrario, estas señales revisten un carácter más vale negativo, como agravantes de juicio, en tanto demostrativas de actuación divina, cuando no provocan un cambio consecuente en las personas que fueron testigos de ellas (Mat 11:20-24). Esto tiene sentido si se considera además que el restablecimiento de un vínculo adecuado entre hombre y creador no depende después de todo de un mero convencimiento por parte de aquél acerca de la existencia de éste.
(Continúa...)
2 comentarios:
Hola Guille,
Muy interesante tu post! En cuanto al punto 2, me parece que hay una clara diferencia del contexto en el cual se pedía señal. No se daba en una situación de necesidad y desesperación, sino más bien de desafío a la veracidad de Jesús como anunciador del Reino y la Redención.
Tal vez en el contexto actual, se funde un poco el concepto del poder de Dios para con el necesitado, con la búsqueda de un acontecimiento sobrenatural como comprobante de fe.
Hola David!
Claro, puede haber personas que quieran de forma sincera una prueba sobrenatural del poder de Dios.
A mi personalmente me inquieta el porque a menudo cuesta ser conciente de su actuar en forma natural.
Saludos, gracias por el aporte!
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