jueves, 3 de diciembre de 2009

Natural Vs. Sobrenatural (II)

La «admiración» surge ante aquelló que es «prodigioso» (…) Los prodigios son la aparición, la presencia y la actividad de lo que es básica y definitivamente incompatible con e inasimilable a la norma de la experiencia común (…) En este punto resulta muy instructivo echar una ojeada a los relatos bíblicos de prodigios o milagros. Tales relatos desempeñan un papel llamativamente importante en el testimonio bíblico de la obra y de la palabra de Dios. En el sentido propio del término bíblico, los «milagros» son aquellos sucesos en el tiempo y en el espacio que no tienen analogías.
Karl Barth, Introducción a la teología evangélica.

Resumendo lo dicho en el anterior post de esta serie, la acción de calificar a algún fenómeno de extraordinario responde en gran medida a que sea un fenómeno al que el hombre no esta acostumbrado. Por su parte, aquello que el hombre llama "normal" o "común" hace referencia simplemente a la forma a la que esta habituado que sean las cosas. Es la manera en que Dios dispuso la creación, y a la que por lo tanto el hombre se acostumbró, pero, justamente, si se cree en un Dios con el poder para crear el universo a su voluntad, no hay ninguna razón coherente para pensar que el mismo estaría impedido de hacer cosas distintas.

Cuando los evangelistas narran algunos de los milagros operados por Jesús, se advierte en ocasiones este componente de lo que sale fuera de lo común, lo no visto o experimentado hasta entonces, reflejado en las reacciones de quienes fueron testigos:

Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y la gente se maravillaba, y decía: Nunca se ha visto cosa semejante en Israel.
Mat 9:33

Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa.
Mar 2:12

En ocasiones pareciera incluso desprenderse del registro bíblico la idea de que Dios utiliza esta capacidad de deslumbrar que tiene lo inusual, cuando existe un particular interés en que quede patente su intervención en los asuntos humanos. La declaración más explícita al respecto la tenemos de boca de Moises, quién, en ocasión de la rebelión de Core, relaciona directamente el acontecimiento de un hecho nuevo, fuera de aquellos a los que el hombre está acostumbrado, con el convencimiento de que es Jehová quien interviene en el asunto:

Si como mueren todos los hombres murieren éstos, o si ellos al ser visitados siguen la suerte de todos los hombres, Jehová no me envió. Mas si Jehová hiciere algo nuevo, y la tierra abriere su boca y los tragare con todas sus cosas, y descendieren vivos al Seol, entonces conoceréis que estos hombres irritaron a Jehová.
Núm 16:29 - 30

(Continúa...)

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