domingo, 23 de marzo de 2008

Ver para creer

Si se encontrara hoy con una persona escéptica y le preguntara que es lo que necesitaría para convencerse de la existencia de Dios, probablemente recibiría una respuesta similar a la siguiente:

- Deme usted una prueba tangible, algo que pueda verificar, y entonces creeré.

Está postura es heredada del empirismo, corriente filosófica de gran
auge en los siglos XVI y XVII, según la cual la única fuente de conocimiento es la experiencia.1 Yo puedo conocer, dice el empirismo, solamente a través de las impresiones que recibo por medio de los sentidos y de las relaciones que haga a partir de las ideas que estas impresiones me generen.

El representante más destacado del empirismo fue el filosofo escocés David Hume. Este contribuyo en gran parte a sentar las bases del escepticismo moderno al atacar directamente la creencia en todo aquello que no se ajuste a esta concepción del conocimiento.

Hume concluye su obra An Enquiry Concerning Human Understanding (Investigación acerca del entendimiento humano) con las siguientes palabras que resumen su modo de pensar:

“Cuando recorremos las bibliotecas, persuadidos de estos principios, que estragos haremos! Si tomamos en nuestras manos un volumen, de metafísica o de teología, por ejemplo, debemos preguntarnos, contiene algún razonamiento acerca de la cantidad y el número? No. Contiene algún razonamiento experimental respecto a hechos y cosas existentes? No. Arrojémoslo entonces a la hoguera; no puede contener otra cosa que sofística e ilusión.”2

En su libro Puede el hombre vivir sin Dios? El doctor Ravi Zacharías, de origen indio, muestra como este razonamiento no solo no es justificado, sino que además es ilógico:

“El postulado de Hume de que, para tener sentido, todas las declaraciones deberían ser una relación a ideas, por ejemplo, matemáticas o cantidad, o de otro modo deberían ser de razonamiento experimental basado en cuestiones de hecho, está basado ni sobre un hecho matemático ni en un hecho establecido por la práctica. Por tanto, su definición misma de una declaración significativa, en sus propios términos, no tiene sentido”3

En definitiva, el postulado tan común en el pensamiento moderno de que el único conocimiento valido es aquel que puedo comprobar mediante la prueba tangible o la experimentación, y las relaciones que a partir de estos elementos haga, no se ajusta a sus propios requisitos, o sea que se auto destruye.

Si fuéramos por tanto por las bibliotecas, siguiendo las sugerencias de Hume, sus propios libros no tardarían en caer bajo la razzia que el mismo propone.




1“… el empirismo sostiene (…) Todo conocimiento deriva en última instancia de la experiencia sensible; esta es la única fuente de conocimiento, y sin ella no se lograría saber ninguno”. CARPIO, Adolfo P. PRINCIPIOS DE FILOSOFÍA, Glauco (1997).

2HUME, David. An Enquiry Concerning Human Understanding. eBooks@Adelaide (2004).
http://etext.library.adelaide.edu.au/h/hume/david/h92e/chapter12.html

3ZACHARIAS, Ravi. Puede el hombre vivir sin Dios? EDITORIAL CARIBE , INC. (1995).

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