miércoles, 12 de marzo de 2008

Al infinito y mas acá

“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo...” Hebreos 1:1-2

En el pensamiento que se torna hegemónico a partir de la conformación de la sociedad moderna, la creencia en cuestiones sobrenaturales o trascendentes al ser humano es menoscabada a favor de una serie de ideas consideradas por esta forma de pensar mas científicas (o simplemente científicas en contraposición a otras que no lo son) ideas estas, que se ciñen exclusivamente en cuanto a campo de conocimiento a aquellos fenómenos susceptibles de ser captados por el ser humano mediante el uso de sus sentidos, es decir, el mundo físico. Ante la imposibilidad lógica de negar categóricamente la existencia de entes que estén más allá de esta concepción acotada de la realidad la mente moderna ha pretendido evadir el problema sacando a relucir un viejo concepto al que conocemos actualmente con el nombre de agnosticismo.

La Real Academia Española define al agnosticismo como la “actitud filosófica que declara inaccesible al entendimiento humano todo conocimiento de lo divino y de lo que trasciende la experiencia.”1 El agnóstico no niega por ejemplo la existencia de Dios. Lo que afirma es que aún en el caso de existir, Dios es incognoscible para el hombre por pertenecer a una esfera de la realidad a la que este no tiene acceso mediante sus mecanismos naturales de percepción. El hombre no podría afirmar entonces ni la existencia ni la inexistencia de Dios. Es algo más allá de su conocimiento.

Herbert Spencer, el pensador inglés que usara por primera vez la expresión “supervivencia de los mas aptos” en referencia a la teoría evolutiva, ilustra la idea del agnosticismo diciendo “lo mismo que un águila no puede volar fuera de la atmósfera que la sostiene, el espíritu humano no puede salirse de la esfera limitada, en la cual y por la cual, exclusivamente, es posible el pensamiento.”2

El argumento de Spencer se basa en la hipótesis de que si un ente "a" esta completamente condicionado en su actuar al interior de un cierto ámbito "x", de modo tal que no puede traspasar sus límites de ninguna forma y bajo ninguna circunstancia , jamás podrá tener acceso entonces a un ente "b" ubicado mas allá de dichos límites. En el libro The impossibility of agnosticism (La imposibilidad del agnosticismo) escrito en 1940, Leith Samuel, su autor, expone con claridad cual es la falacia en que se incurre con este tipo de razonamiento:

Herbert Spencer, popularmente considerado como uno de los principales apóstoles del agnosticismo, pronunció una sentencia que todo hombre reflexivo debe aceptar. Dijo, con toda la observación que pudiera existir para verificar sus declaraciones, que nunca ningún hombre ha sabido de ningún pájaro que volase fuera de los cielos, y que nunca nadie ha sabido de ningún hombre que pudiese penetrar con su mente finita el velo que cubre la mente del Infinito. Por esto, postulaba, el Infinito no puede ser conocido por lo finito, lo que viene a significar que el agnosticismo se encuentra sobre un fundamento seguro. Su sentencia está a prueba de cualquier fallo. Pero su deducción es un non sequitur, basada en datos inadecuados, por lo que debemos rechazarla. Él infiere, sin base alguna para ello, que el Infinito es igualmente incapaz de penetrar el velo.”3 

En resumen, el hecho que "a" este imposibilitado de acercarse a "b" no implica de ninguna manera que "b" este imposibilitado de acercarse a "a". Es cierto que ningún águila podría con la sola fuerza de sus alas volar fuera de la atmósfera y acercarse por ejemplo al sol, pero nadie negaría que el sol puede con sus rayos ingresar a la atmósfera y llegar al águila con su luz y su calor. De la misma manera, que el hombre no pueda extender su conocimiento más allá de cierto ámbito no tiene importancia si Dios penetra en dicho ámbito para revelarse al hombre. Esto es precisamente lo que creemos que hizo. Por medio de la escrituras vertidas a través de un período de aproximadamente 1500 años por mas de cuarenta autores, reunidas como un todo integro y completo en el libro que conocemos hoy como la Biblia, y por medio de la figura histórica de Jesús de Nazaret, a quien esta declara Dios mismo manifestado en carne. Un libro y una persona, medios totalmente asequibles y familiares al hombre para revelar a este lo que por si mismo le hubiera sido imposible conocer.


1 DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA - Vigésima segunda edición. http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=agnosticismo

2 SPENCER, Herbert. Primeros Principios, Biblioteca Virtual Universal (2003).

3 SAMUEL, Leith. La imposibilidad del agnosticismo. SEDIN, Servicio Evangélico de Documentación e Información. http://www.sedin.org/propesp/X0155_05.htm

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