jueves, 30 de agosto de 2012

El canon del Nuevo Testamento, Everett F. Harrison - Resumen

Reseña de 'Introducción al Nuevo Testamento' por Everett F. Harrison, cuarta parte; El canon.

EL CANON

Con la palabra canon se designa el conjunto de escritos que constituyen a nivel documental la norma de la fe cristiana.

HISTORIA DEL CANON 

Antes de poder adoptar una posición respecto a la teología del canon es necesario investigar el uso de los respectivos libros en la iglesia primitiva.

EL NUEVO TESTAMENTO

En el Nuevo Testamento encontramos advertencias tocante a la necesidad de leer los escritos apostólicos (1 Ts. 5:27; Col. 4:16; 1 Ti. 4:13; Ap. 1:3; 2:7, 11, 17, 29; 3:6, 13, 22). El Nuevo Testamento da además testimonio de algo así como una colección de libros englobados bajo el concepto de Escrituras (2 Pedro 3:15, 16, 1 Timoteo 5:18).

LA ERA POSAPOSTÓLICA

Analizando el período de los Padres Apostólicos y de los Apologistas hasta finales del siglo II, encontramos abundantes referencias a los evangelios y a los escritos del Nuevo Testamento en general. Estas citas asocian los mencionados pasajes al concepto de Escritura y los relacionan en ocasiones con el Antiguo Testamento.

ESCRITORES PATRÍSTICOS POSTERIORES

Hacia fines del siglo dos el testimonio de importantes figuras de la iglesia cristiana como Ireneo, Clemente de Alejandría y Tertuliano refleja la existencia de un cuerpo de escritos canónico en general aceptado por las diversas congregaciones.

LIBROS EN DISPUTA

Con respecto a ese canon no hubo total acuerdo en aquel tiempo sobre Hebreos, Santiago, 2 Pedro, 2 y 3 Juan, Judas y Apocalipsis. Las dudas sobre estos libros se relacionaban mayormente con su paternidad literaria y su asociación con los apóstoles.

EL TESTIMONIO DE LAS VERSIONES

En cuanto a las traducciones a otras lenguas, el canon completo ya se encuentra en las versiones siríaca del siglo VI, egipcias de fines del II y principios del III, y anteriores al siglo V en el caso del Latín. Estas versiones atestiguan el uso de estos cuerpos de libros con anterioridad a su época.

EL SIGLO CUARTO

Durante este periodo la iglesia se acerca a una opinión unánime respecto al canon. En el año 397 se celebra el Tercer Concilio de Cártago que declara el reconocimiento de los 27 libros del Nuevo Testamento como canónicos. Es importante destacar sin embargo, que los diversos concilios no imparten canonicidad sino que se limitan a confirmar el estatus que por su uso que ya se le estaba dando a los respectivos escritos. 

PRINCIPIOS RECTORES DE LA CANONICIDAD EL TESTIMONIO DE LOS ANTIGUOS 

A la hora de reconocer la autoridad divina de los diversos escritos los antiguos padres de la iglesia observaron: el origen apostólico de los libros (por autoría o por dirección), la recepción y el uso continuado por parte de las iglesias originales y las generaciones posteriores, y la uniformidad doctrinal con el antiguo Testamento y la enseñanza de los apóstoles.

LA POSICIÓN CATÓLICO ROMANA

La iglesia católica honra a la par de las Escrituras las tradiciones no escritas que, recibidas por los apóstoles, hallan llegado hasta nuestros días.

LOS REFORMADORES

Lutero eligió ciertos libros como básico mientras que relego Hebreos, Santiago, Judas y Apocalipsis en orden de importancia. Calvino por su parte parece tener ciertas reservas en cuanto a 2 y 3 Juan y Apocalipsis.

ESTUDIOS MODERNOS

Es importante destacar la influencia del Espíritu en la acogida de los libros canónicos al seno de la iglesia. La elaboración de un cuerpo canónico como actitud principalmente reaccionaria frente a posturas heréticas debe ser descartada en favor de aquellas que reconocen la existencia de un conjunto de libros aceptados aun cuando esto no se hubiera manifestado de forma explicita. El reconocimiento formal de un canon oficial no implica por otra parte la impartición de la canonicidad sino que es simplemente el reconocimiento de una cualidad que los libros poseían.

CONCLUSIÓN

Tras la escritura del texto del Nuevo Testamento hay una tradición oral referida a Cristo. Tras está tradición esta la predica de los apóstoles, y tras esta está Cristo mismo. Al tomar conciencia del cumplimiento en Cristo de las profecías del Antiguo Testamento, era lógico que la iglesia reconociera el mismo estatus al testimonio apostólico que al canon hebreo.

 APÓCRIFOS DEL NUEVO TESTAMENTO 

Por su etimología la palabra “apócrifo” indica cosas escondidas o secretas. Este termino se usa comúnmente para designar lo opuesto a canónico. El origen de estos libros obedece mayormente al deseo de llenar ciertos vacíos en el relato de la vida de Jesús y los apóstoles por un lado, y de introducir doctrinas con el supuesto respaldo apostólico por otro. La lectura de estos libros es útil para apreciar la superioridad de los escritos canónicos y como fuente de información sobre la era apostólica y subsiguiente.

viernes, 24 de agosto de 2012

El canon del Antiguo Testamento, Gleason Archer- Reseña

Resumen de 'Reseña crítica de una introducción al Antiguo Testamento' por Gleason Archer, Capítulo 5. El canon del Antiguo Testamento.


La palabra canon derivada del término griego kanón, (vara recta, borde recto o regla) designa al conjunto de escritos que se ajustan a una regla o estándar de divina inspiración y autoridad.


La división del canon hebreo.


El antiguo testamento hebreo se divide en tres secciones, la ley o Tora, los profetas, y los otros escritos. Dentro de estas divisiones están contenidos 24 o 22 libros, según la disposición, que son los mismos que los 39 de las actuales versiones protestantes pero agrupados y ordenados de otra manera.
En cuanto a orden las versiones evangélicas siguen a la Vulgata (versión latina del siglo IV) pero no en cuanto a contenido, ya que esta incluye los apócrifos.

La Antilegomena


Hacia el segundo siglo de la era cristiana existió cierta controversia sobre la pertenencia al canon de los libros de Eclesiastés, Cantares, Proverbios, Ester y Ezequiel.  Esto es lo que se conoce como antilegomena (libros contra los cuales se habla). Las diversas objeciones fueron no obstante refutadas y el estatus canónico de estos libros no sufrió modificación.

Antiguos testimonios sobre el canon masorético


Del apócrifo Eclesiástico, se desprende que los libros del antiguo testamento hebreo observaban ya su mencionada división tripartita desde el siglo II a de J.C. Esta división es corroborada por Josefo en el primer siglo de nuestra era. El historiador judío parece señalar además el hecho de que dicho canon se encuentra cerrado desde los tiempo de Malaquías. Diversos testimonios pertenecientes también a los primeros siglos parecen apoyar mayormente el canon hebreo de 22 libros.

El Problema tocante a la canonicidad de los apócrifos


Los católicos romanos, los ortodoxos griegos y algunos eruditos protestantes de raigambre liberal reclaman igual validez para los 14 apócrifos que para el resto del canon hebreo. Uno de los argumentos esgrimidos es que las primeras versiones incluían estos libros, pero una investigación cuidadosa reduce la autoridad de los apócrifos solamente al caso de la Septuaginta, e incluso en esta los diferentes manuscritos muestran distintos criterios entre si. La existencia de versiones tempranas que no incluyen los apócrifos permite pensar que incluso aquellas que incluyen no les otorgaban el mismo estatus que al resto de los libros.

 Otro argumento es que en general las citas del antiguo testamento que se hacen en el nuevo proceden de la LXX (septuaginta), que contenía los apócrifos. Esto sin embargo no implica que se aceptara la canonicidad de estos libros, máxime cuando se encuentran citas de todos los libros del  A.T. en el nuevo salvo de los apócrifos.

Se dice que el NT cita libros que no son los del canon tradicional, pero estos no son tampoco en ningún caso de los 14 apoócrifos en disputa. Pertenecen incluso en ocasiones a documentos ya inexistentes, y pueden asimilarse a las citas de cualquier otro tipo de escrito que encontramos en el N.T. sin ninguna pretensión de canonicidad.

Otro argumento a favor de los apócrifos es la afirmación de que son citados por los padres de la iglesia, sin embargo, la verdad es que sólo algunos de ellos los citan mientras que otros muestran una firme posición contra su inclusión en el canon


Las pruebas de la canonicidad


Algunas pruebas inadecuadas que fueron propuestas:

La edad. Aquellas obras posteriores al tiempo de Malaquías no serían consideradas. No es exacto porque también hay libros compuestos con anterioridad a esa fecha que tampoco son considerados canónicos.

El idioma hebreo como norma para la canonicidad. Tampoco es excluyentes porque libros escritos en dicha lengua son rechazados y porciones escritas en arameo son incluidas dentro del canon.

La conformidad con la Torá como prueba de canonicidad. El problema es que puede haber muchos otros escritos que guarden conformidad con la Tora y sin embargo no entrar en la categoría de canónicos.

La conclusión es que no exista en estas cuestiones una regla fija que se pueda aplicar de forma automática. Los distintos autores escribieron inspirados por el Espíritu Santo y Dios guió a su pueblo a reconocer aquellos libros con esta característica. Los distintos concilios eclesiásticos no hicieron más que reconocer la inspiración y canonicidad inherente con que cada uno de estos documentos ya contaba desde el momento de su creación.


Teorías liberales sobre el origen del canon


Quienes se atienen a presupuestos anti sobrenaturales recurren a explicaciones que pretenden más naturales sobre la formación de la escritura y rechazan de antemano todo dato que indique una directa revelación divina.

La Tora sería producto, según esta perspectiva, de sucesivos agregados documentales que habrían tenido lugar entre el año 850 a. de J.C. y la época de Esdras. El otorgamiento de estatus canónico a esta sección se fija en el año 444 a de J.C.

La sección correspondiente a los profetas, sería el resultado de una reunión gradual de documentos autorizados llevada a cabo entre el 300 y 200 a de J.C, tiempo este último alrededor del cual se habría reconocida como canónica. Los otros escritos, compuestos posteriormente, habrían alcanzado el estatus canónico en forma tentativa entre el 150 - 100 a. de J.C. Este carácter les sería confirmado en forma definitiva en el hipotético concilio de Jamnia del año 90 d. de J.C.

Las pretensiones liberales pueden ser refutadas mediante la demostración de que las fechas posteriores al siglo V, que asignan a ciertas porciones del antiguo testamento, no tienen asidero. Los autores bíblicos, por otro lado, parecen indicar, respecto a la canonicidad, que esta fue un carácter de sus escritos desde el momento en que fueron compuesto, y así fueron recibidos por los fieles de su tiempo.

martes, 21 de agosto de 2012

La inspiración del Antiguo Testamento, Gleason Archer- Reseña

Resumen de Reseña crítica de una introducción al Antiguo Testamento, por Gleason Archer, Capítulo 2, La inspiración del Antiguo Testamento.


Antes de abocarse a un estudio crítico del Antiguo Testamento hay que asumir una postura respecto a la cuestión de si se trata de un producto humano como cualquier otro o constituye la revelación de parte de Dios, vertida a través de hombres inspirados por Él.


Evidencias en favor de la inspiración global de la Biblia.


Archer cita dos evidencias principales. Una, la unidad subyacente a la totalidad de los libros, que se mantiene a través de siglos de composición. Dos, el hecho de que de las muchas religiones existentes, sólo la hebreo-cristiana, basada en la escritura, ofrece una respuesta sólida a las inquietudes más profundas del ser humano, desde una postura lógica y epistemológicamente defendible.


Infalibilidad de los autógrafos originales


La Biblia como revelación necesariamente tiene que ser infalible,  de lo contrario quedaría sujeta a la razón humana en cuanto a afirmación de validez, con lo que su capacidad de erigirse como autoridad última en cuestiones espirituales quedaría reducida a una posición muy vulnerable.


La transmisión textual no es necesariamente infalible


La infalibilidad de los autógrafos originales no implica que no se hayan producido errores en las sucesivas copias. El estudio de las diversas variantes demuestra sin embrago que ninguna doctrina se ve afectada por ellas, con lo que nuestras traducciones actuales siguen siendo un vehículo seguro para transmitir el mensaje de Dios.


La doctrina de la inspiración sostenida por la propia escritura.


Ciertas voces se han alzado para aseverar que la escritura en ningún momento afirma su propia infabilidad, pero un análisis cuidadoso de los textos que tocan el tema demuestra lo contrario.


Criterios sub-bíblicos de la inspiración


Uno de los criterios sub-bíblicos respecto a la inspiración es el de quienes recurren a una pretendida “mentalidad de Cristo” para establecer si ciertos pasajes proviene realmente de una revelación divina o son simples construcciones de sus autores humanos. El problema reside en que esta supuesta “mentalidad de Cristo” a partir de la cual juzgar, no se asienta sobre ninguna base objetiva sino que responde únicamente a criterios y preferencias personales. De ningún modo sirve entonces como norma de autoridad.

Otro punto de vista es el que afirma que la Escritura es un testimonio de la revelación de Dios más que esa revelación misma. De acuerdo a esta postura la Biblia es un registro defectuoso como puede serlo cualquier otro, a través del cual el hombre puede llegar a una relación personal con su creador. Más que en la teóricamente defectuosa letra de la Escritura, es en esta relación que se produciría la revelación de la divinidad al hombre.

Siguiendo este método se pierde toda base objetiva ya que Dios podría hablarnos a través de cualquier otro escrito religiosos, a pesar de sus errores. La Escritura, sin embargo, se presenta constantemente como contenedora de verdades objetivas y concretas en sí misma, cosa que esta postura niega. La revelación trascendental a partir de cierto tipo de relación metafísica por el contrario, constituye un criterio subjetivo y sumamente discutible.

En resumen, estas posturas, que se pueden englobar bajo la denominación de neo-ortodoxas, al negarle la autoridad en estos temas a la Escritura, condenan al intérprete a quedar sujeto a su propia opinión subjetiva.


Como encarar ciertas dificultades que hay en la Biblia


La cuestión de la inspiración demanda asumir una postura definida, o la Escritura es la revelación infalible de Dios o es un mero producto humano, cualquier otra posición intermedia es inconsistente. Una vez asumida la primer postura, resulta necesario entender cualquier aparente discrepancia, como la lógica consecuencia de las limitaciones del hombre y de la ciencia. En caso de que se contara con todos los datos necesarios para dar respuestas concluyentes a las cuestiones en duda, quedaría demostrada en ellas la verdad del contenido bíblico.